30.11.10

Oportunidades perdidas.

Quedaba poco tiempo y la prisa causaba una terrible sensación de agobio -cuando sientes que no puedes respirar...que inspirarías llevándote todo el aire del mundo y todavía necesitarías más- imposible de parar. Las horas hacían mella en ese fatídico día... Sentía un vacío, una falta...y no sabía el por qué de esa sensación. Se quedó parada, mirando a la nada, en un oscuro estanque, mientras mil pensamientos le venían a la cabeza.

Y de repente sintió la necesidad de salir corriendo.

No aguantaba quedarse ahí quieta mientras le invadía una desesperación inaguantable. Sabía que en cuestión de horas, casi más minutos, él se habría marchado sin escuchar esas palabras de su boca y no se lo perdonaría jamás a sí misma si no lo soltaba. Tenía que decirle cuánto le deseaba aunque tras su ida se fuese a quedar sin nada.

Pero no fue capaz, algo le inmovilizó todo el cuerpo, sin dejarle escapar de sus cavilaciones, sintió miedo y al mismo tiempo perdió toda la valentía que había logrado juntar.

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