3.12.10

Un vacío entre las sábanas.

Hacía frío y desperté tiritando a las tantas de la madrugada. ¿Por qué días atrás me era suficiente con el pijama de invierno y un par de mantas y ahora, en cambio, tenía frío? Giré mi cuerpo hacia la derecha y estiré el brazo, pero solo hallé vacío, caí en la cuenta, no había nada, no había nadie. ¿Dónde demonios...? No, es cierto, ¿en qué estaría pensando? Había olvidado que me acostumbro demasiado rápido a las cosas que me gustan, no debí, tendría que haber puesto en off el maldito botón que activa mi anhelo, ahora no había nada que abrazar y yo lo echaba de menos. Me di la vuelta hacia el otro lado y me acurruqué sobre mi misma, me hice una especie de ovillo e intenté conciliar el sueño. Pasó alrededor de una hora y ahí seguía yo, totalmente despierta, con frío, con la estúpida sensación de echar en falta algo que no puedo tener en esos momentos y sin saber qué hacer.

Me senté en la cama, arropada por las sábanas y mantas que tenía al alcance y parpadeé múltiples veces hasta hacerme con la oscuridad de mi habitación, vi un peluche cerca de mi cabecera y lo cogí, al menos así tendría algo que abrazar. Cuando iba a volver a sumirme en la soledad de mis sábanas me di cuenta de que había una gorra encima de la lámpara, un recuerdo... quizá con eso fuera capaz de conciliar mejor el sueño, la cogí y la dejé encima de mi almohada, apoyé mi cabeza sobre ésta y dejé descansar mi cuerpo bajo el calor de las mantas. Cerré los ojos e intenté dejar la mente en blanco, no pensar me serviría para caer en un sueño profundo, sí, era la mejor idea...

Y de pronto escuché su voz, recordé su mirada, sus gestos, sentí una mano recorrer mi espalda, noté el calor de sus besos sobre mis labios, su aliento en mi cuello, escuché cómo me susurraba te quiero al oído... ¿me estaría volviendo loca?

Demasiado rápido, me acostumbraba demasiado rápido a las cosas y eso no era bueno, no podía permitírmelo, no puedo... cerré el puño sobre la almohada y mi respiración se aceleró, le echaba de menos... maldije la distancia, giré la cara y... solo vi la pared, tenía un espacio a mi lado y nadie lo ocupaba, no había nadie que me mirase a los ojos, nadie me despertara al día siguiente con un dulce beso de buenos días...

- "¡Acostúmbrate al vacío de una puta vez!" -grité dentro de mi cabeza.

Suspiré, miré el techo unos segundos, cerré los ojos y abracé el peluche, una mano acariciando la gorra y la mente en blanco hasta que caí rendida.
Otra noche más sin él.

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