17.5.11

Día de playa IV

No tardaron demasiado en llegar, aquel viejo policía conducía bien, lo suficientemente rápido para que no se hiciera pesado y, sin embargo, también lo suficientemente lento para sentir total seguridad. La dejó en la misma puerta de su casa y antes de que se bajara le alcanzó las llaves. Ya se había olvidado de ellas. ¡Otro golpe contra la realidad! Se había acostumbrado a que las llevara él, siempre que salían las guardaba en el mosquetón que se enganchaba al pantalón. "Así seguro que no las pierdes, ¿vale despistadilla?"-le había dicho la primera vez después de que ella las llevara durante más de media hora en la mano porque no se había acordado de guardarlas, y desde aquel día tomó por costumbre tenderle el llavero cada vez que le veía para que se lo guardase.

Tras unos segundos sin reaccionar por culpa de los recuerdos, Megumi cogió las llaves y salió del coche cerrando la puerta tras de sí. Abrió el portal con unas temblorosas manos, subió las escaleras casi corriendo y se quedó parada delante de la puerta de su casa. Hacía tan solo unas horas que Kein y ella habían salido por esa misma puerta con una gran sonrisa y ahora ella regresaba con lágrimas en los ojos y sin él. Encajó la llave como pudo en la cerradura, la giró y entró en la casa. Fue corriendo hasta su cuarto, se echó sobre la cama abrazándose a un peluche que él le había regalado y dejó que todo lo que tenía dentro saliese. Lloró durante horas, maldijo más de cien veces en vano y le echó más de menos que nunca hasta que finalmente el cansancio pudo con ella y calló dormida. Aquel día había dado un giro de 180 grados a su vida. Ya nada volvería a ser igual.

2 comentarios:

  1. Está chula la historia, aunque es una putada como una casa lo que le ha pasado a Megumi, aunque bueno, tiene el número de telefono de un psicologo joven y apuesto hehe.

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  2. Que no, que solo es un ayudante, no mezcles cosas T^T
    Me alegro de que te haya gustado :3

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